Te invito a dar forma y color a la silueta ausente de la madre que no se menciona en la Parábola del Hijo Pródigo.
Esa mujer que se encuentra presente en todas las iglesias. Aquella que ha criado a sus hijos en los caminos de Dios y que hoy tiene la mirada fija en el camino incierto por el que les vio alejarse.
Una sierva del Dios Altísimo que atraviesa por diferentes etapas, desde la desesperación hasta la paz.
Esa mujer que con fe inquebrantable, busca cumplir los mandamientos y estatutos establecidos en la Palabra de Dios, para poder reclamar la promesa de bendición sobre el fruto de su vientre.